jueves, 14 de junio de 2018

Amilcar Nahuel Ramos


Amilcar Nahuel Ramos: “La música es mi mejor pasatiempo”
Compone canciones con letras a lo Ismael Serrano y canta con una voz pastillera-callejera. Es el cantante de la banda mercedina que llegó a tocar en los escenarios del Personal Fest. “Hoy estamos en un receso”, confiesa el cantautor que fue telonero de Las Pastillas y de Los Ratones.
“Hoy Otra Vez Vos está en un impasse, somnoliento. La idea es poder seguir. Necesitamos un reencuentro. Reencontrarse con uno mismo. Para nosotros fue un año muy lento. Pero en lo personal, seguí avanzando. Me puse a estudiar canto con Natalia Zabala. Y el instrumento no lo pude explotar como hubiese querido. Hoy en día con la banda estamos en un receso. Hubo mudanza de sala y se aletargó todo”, expresa.
La última formación de Otra Vez Vos es la siguiente: Amilcar en voz, Emanuel Damele en guitarra eléctrica, Jonatan Pajón en bajo, Martín Gamaleri en batería, Julián Cardoso en percusión, Loló Cisneros e Ivana Kahl en saxos, Hernán “Chango” Jaime en guitarra eléctrica rítmica y Franco Di Catarina en teclados y trompeta.
La última presentación que tuvieron fue a fines del año pasado en “La Picada” de la rotonda, un día de frío, a principios del verano. Anteriormente, tocaron en el Emergente del Abasto: “Fue una locura porque metimos tres fechas en un mes. Habíamos tocado en Vinilo y en el Carnaval del 2017”, recuerda.

-¿Los llamaron para este último carnaval?
-Hubo llamados pero no hubo respuesta. No hubo tiempo. Después de la última fecha todos se fueron de vacaciones y coordinar 10 vagos es complicadísimo.

-O sea que hace 6 meses que no están tocando.
-Hace 6 meses que no nos juntamos a ensayar.  Estamos viendo qué va a pasar. Si seguir o si cada uno toma distintos caminos. La salida del “Negro” (Isaías Freire) fue un desequilibrio. Entonces, la idea de las reuniones que hicimos a principios de año era retomar, pero cambiando el formato. Que no sea el mismo del viejo Otra Vez Vos. Porque ya no tenía la esencia. No estaba el cantante original ni estaba el guitarrista; sólo quedaba el baterista original. Entonces, la idea de mudarnos nos dio la pauta de desapegarnos de Otra Vez Vos. Ensayábamos en la casa de David Cardoso, el papá de Juli (percusionista) y estábamos armando la sala en la casa de Jona (bajista). Pero nunca terminamos de mudarnos.


-Hay un registro de esa mutación de Otra Vez Vos, que llamaron “Volver al Ataque”
-Sí. Es un EP con canciones viejas (Los Idiotas, Humo, Crece y Mundos Paralelos), pero con la nueva voz. Nos ayudaron otros artistas a grabarlo, como EKO, en la canción “Humo” y Sol García, de Menta Y Limón en “Mundos Paralelos”. También está Alejo Uncal en la percu. Entonces eso daba el ímpetu de que la banda se había renovado.

-¿Cómo arrancaste con la música?
-Empecé en mi casa sólo. Era la oveja negra de la familia porque nadie es músico. Eran más bailarines de bailes populares en casa. Yo escuchaba música de chico. A los 13 años, me gustaba la música inglesa: Limp Bizkit, Linkin Park. Después me tiré más a lo nacional: La Renga, Los Piojos, La 25. Con mi amigo Guido Peppe éramos vecinos. Él me hace conocer a Ema (Damele). A ellos les gustaba La 25. Y empezamos a tocar canciones para unas chicas. Me acuerdo de “Mi Historia entre Tus Dedos”. Guido quería ganar pero cantaba yo. Y ahí me empezó a gustar cantar y dar la cara. Fue así que armamos “Vicios de Barrio”, mi primera banda. Cuando Guido abandona, entra Jona (Pajón). Era una banda bien rolinga, hasta en los cortecitos de pelo. Pero siempre de garaje. Habremos salido a tocar 3 veces. Una vez por año. Si hay algo que me gusta mucho es ensayar. Después Ema (Damele) deja la banda y se disuelve. Pero antes se habían sumado otros amigos como Lisandro Pauli (el “Lima”) en la armónica, el hermano, Santi Pauli, Santiago Vola y con eso idealizamos lo que iba a ser “La Isla”. Con esa banda duramos un año y pico. En ese período, vuelve Ema Damele, se suma Germán Gómez, Franco Peppe (hermano de Guido), y llegamos a sumar 9 integrantes entre todos. Ensayábamos en mi casa los sábados a la tarde y estábamos muy inspirados. Llegamos a tocar en Marcos Paz. Y acá tocamos en todos lados: fuimos teloneros de Las Pastillas del Abuelo y Los Ratones Paranoicos en el Mercedes Rock.

-¿Qué proyectos tenés hoy con la música?
-Hacer mis canciones. Lo que quiero hacer es dejar una herencia a mis sobrinos. Que no sea material. Creo que tengo algo sentimental muy fuerte. Ahora estoy haciendo grabaciones rústicas, con celular. Hay un programa que te las deja editar y grabar por canales. Mi fuerte es cantar, después toco la viola y los teclados, lo básico: sólo arreglos de punteos de guitarra.


-¿Qué es la música?
-Mi mejor pasatiempo. Casi que lo tomo como algo cotidiano. En el laburo pienso en música. Voy en la calle con mi celular y tengo para escribir el Word Reference. Si flasheo algo en la calle lo escribo. Si tarareo una melodía, la voy grabando.

Domingo de Ramos
Amílcar nació el 16 de noviembre de 1989 en Mercedes. Sus padres, Héctor Marcelo y Marisa Noemí Díaz, vivían en Malvinas. Pero eligieron el Blas Dubarry para tener a Amilcar porque era el único hospital de la zona en el que confiaban. Fue el segundo hijo de la pareja, luego de Ezequiel Marcelo y antes que Mauro Sebastián, una familia en la que son policías, desde su abuelo hasta su hermano más grande; Amílcar vino a cambiar las cosas: hace canciones y  trabaja en una gestoría, mientras el “petit” Ramos estudia enfermería en la Cruz Roja de Luján.
La escuela 37 fue testigo de su primaria. El Colegio Nacional lo vio pasar y abandonar: “La música me hizo deambular por lugares raros pensando que iba a vivir de eso. Sin embargo, me gustaba más la joda”, confiesa quien termina abandonando la secundaria. Pasó por la Escuela Media y no terminó. El año pasado fue importante en su vida porque terminó sus estudios, gracias al Plan Fines: “Era una cuenta pendiente. Era decirle a mi vieja ´tomá el título´”, cuenta.
Trabajó en varias changas y fue mensajero de una pizzería. Un día su madre lo incentivó para que estudie gestoría del automotor. Así fue que se anotó en la Cámara Económica en un curso de 3 meses que en ese momento salía 4 mil pesos: “Tuve tanta suerte que no me termino de recibir y un amigo de mi vieja me toma en la Gestoría Machado. Justo se había ido un empleado. Yo fui a la entrevista y me preguntaban si sabía algo. Yo me había recibido, pero no sabía nada. Le dije la verdad. No sabía ni dónde quedaba el registro (se ríe) y me tomaron. Hace 7 años que trabajo ahí”, cuenta agradecido por la oportunidad que le dieron.

Nota extraida del Semanario El Nuevo Cronista  12/06 

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