“Si nos organizamos
ensayamos todos”
Es la frase que más caracteriza a Eduardo David Mansilla, este
músico mercedino que toca con 5 bandas a la vez • Su primer instrumento
fue la armónica de bolsillo que le prestaba su hermano • Después siguió
el violín con la Orquesta Escuela • Hasta que desemboca en su pasión: el rock,
que lo llevó a tocar afuera del país y muy lejos de su barrio del alma:
Almafuerte.
Por Agustín Castro
Su nombre completo es Eduardo David Mansilla. Le dicen “Edi”. En las
redes sociales figura como Eddy Haydn. Eddy porque así le dicen sus amigos.
Haydn porque así se llamaba una banda que tenía hace mucho tiempo. Fue una
banda cuyo nombre le dio el bautismo en el facebook. “La gente piensa que es mi
apellido”, dice y se ríe pensando en la lejanía de sus orígenes con la raza
eslava.
Nació el 20 de agosto de 1992 en Mercedes. Creció en el barrio Almafuerte
con 4 hermanos: Nahuel (17), que toca con él la batería, único hermano que
salió músico; Marcos (22) y los dos hermanos más grandes: Matías y Juan (38).
Sus padres son Eduardo Mansilla y Margarita Maldonado, con quienes hoy convive
en el mismo barrio en que se crió. Siempre vivió ahí, “un lugar muy lindo para
vivir el barrio”, recuerda mientras pide una lata de cerveza mexicana de 500 cm
cúbicos de la marca “Sol”. Y continúa describiendo su barrio: “para vivir es re
tranquilo. Vivo en la 109 y 16. Los pibes del barrio estamos todos ahí todavía.
Jugábamos a las escondidas generalmente, a la mancha, juegos que se pueden
jugar en la calle. A la pelota”.
Fue a la Escuela 1 en la primaria y en la secundaria al Colegio
Nacional. Le iba bien en el colegio. Era un alumno de siete. “El que zafa”, se
autodefine. Sin perjuicio de que le iba bien, el secundario lo termina de
grande a causa de unos problemas de salud. Lo tuvieron que operar y perdió un
año. Otro año fue embestido por un auto, causándole la pérdida de otro año de
secundaria. Luego de la pérdida de dos años de secundario intentó volver y ya
estaba más grande. Por lo cual abandona uno o dos años y terminó de completar
la secundaria en la nocturna en la Escuela Media. Hace alrededor de 4 años:
2015.
Una vez terminada la escolaridad, pensó en estudiar música en Luján, en
el Conservatorio de Música Popular. Pero se fue enredando con gente con la cual
conversaba y hacía consciente que terminaba de estudiar ahí y seguía
“volviéndote loco 8 años o más buscando horas en los colegios, yendo y
viniendo, como docente. Y no sé si en realidad era lo que quería. Me gusta más
ejercer la música, más que enseñar”, confiesa.
·
¿Cómo
arranca tu vínculo con la música?
·
Yo cuando
era chiquito iba a tercer grado de la primaria y andaba con la armónica
siempre. Era de mi hermano y la llevaba en el bolsillo. Tocaba temas de Memphis
La Blusera, tocaba arriba. Cositas así.
·
¿Después
qué instrumento te atrajo?
·
Después de
eso, empecé a tocar el violín. Ya tenía como 12 años. Era chico y había
empezado a ir a la Orquesta Escuela de Manuel Maturo. Ese fue mi primer
encuentro de verdad con la música. Hoy tengo un conocimiento básico del violín.
Pero en la Orquesta Escuela aprendí a leer música. Y un montón de cosas. Entre
ellas, a componer. Me sirven hasta hoy. Las partituras.
Posteriormente a su paso por la Orquesta Escuela conoció un compañero en
8° año de la primaria que tocaba la guitarra eléctrica. Simón Dufourquet ahora
vive en México. En ese momento compartían mucho la escucha del rock nacional y
ahí se metió de lleno en el rock. Tal es así que para su cumpleaños le pidió a
su madre que le regale un bajo eléctrico. “Mi vieja siempre muy copada me
regaló un bajo que todavía tengo. Lo tengo en la pared porque con el tiempo se
rompió. No sirve más pero esta ahí como mi primer instrumento roquero. Con ese
bajo me metí en la movida del rock”, recuerda.
·
¿Con qué
banda arrancaste?
·
Con Haydn.
Teníamos esa. Nunca salimos a tocar, ni nada. Pero ensayamos un par de veces.
Son cosas que aprendemos a armar pero nunca se forma del todo. Estaba Simón
Dufourquet, Juancho Antes, que sigue tocando conmigo en el Tributo a V8 y en
Placer. Y no me acuerdo más quién estaba. Un par de pibes que no conozco.
Estuve un tiempo con el bajo.
·
¿La
primera presentación en vivo?
·
La primera
vez que toqué en vivo fue tocando la batería. Aprendí sólo en casa a tocar. Más
que nada yendo a recitales y observando cómo tocaban los bateros. Creo que mirando
se aprende un montón. Y en esa época iba y venía a recitales y me re cabía.
Ángel Traidor se llamaba la banda. Arranqué a tocar la bata y 4 meses después
estaba tocando en el Parque, en el escenario. Me quedé con eso. Con Ángel
Traidor hacíamos metal clásico. Estaba Charly Castillo en guitarra, Juancho
tocaba el bajo y yo la batería. Chachi Desima cantaba. Esto fue en el año 2010,
ponele. Duró un montón el proyecto. Yo estuve del 2010 al 2014 fácil. Después
la banda siguió sin mí.
·
¿Qué pasó
después de Ángel Traidor?
·
Bueno, yo
tenía una banda paralela a Ángel Traidor en la que tocaba la guitarra. La banda
se llama Wolf Blood (Sangre de Lobo). Tocábamos punk. Cuando se separa esta
banda, con los chicos de la secundaria armamos Plash, que ahora se llama Plasher.
Tiene 8 o 9 años el proyecto. Hacemos punk medio metal y grunge. Y ya tocando
la bata quedé asentado en eso. Aunque tengo una banda en la que toco el bajo,
que se llama Perro Lunar.
·
¿Cuántas
bandas tenes hoy?
·
Cinco:
estoy en Demencia, Fuster (con Hernán Barletta y Matt Díaz Velasco, con quienes
tocaron en Chile durante 3 años), Plasher, Perro Lunar y un Tributo a V8.
·
¿Cómo
haces para que no te coincidan fechas y ensayos?
·
De lunes a
viernes ensayo y los sábados toco. El domingo descanso (ríe). Si nos organizamos
ensayamos todos.
·
¿Grabaron
algo?
·
Tengo
grabaciones hechas en casa con un aplaca de sonido. Tengo un EP de punk. Todo
guardado. Algún día lo voy a sacar. Con los Plasher estamos grabando nuestro
primer disco en Estudios Del Parral, en Capital. Ese va a estar bueno porque
ahí graba Dos Minutos y altas bandas. Hace tantos años que tocamos que si vamos
a sacar algo vamos a sacar algo polenta. También ya terminé de grabar con
Demencia (Javi Mosca en bajo, Ezequiel Becerra en guitarra y voz)
Pa´delante
Eddy no tiene hijos. Estaba trabajando en un almacén que tenía. La
inflación y el aumento de tarifas no lo pudo mantener. Tuvo que cerrar un
almacén que atendía a la vuelta de su casa, en la intersección de las calles 16
y 107. Le vinieron dos meses de 6000 pesos de luz y le fue imposible
mantenerlo. “Es un garrón porque lo habíamos montado re de abajo y esos dos o
tres últimos meses me mataron. Por ahora estoy viendo qué hago. Ahora no tengo
laburo.
·
¿Cuáles
son tus proyectos?
·
Y ahora
quiero abrir algún comercio que no tenga nada que ver con heladeras y todo eso
para que no me coma la luz. Pero estoy investigando todavía. Un bar no porque
en el barrio no te dura ni dos semanas (ríe, sin perder el sentido del humor a
pesar de su desgracia) imposible. Te consumen todo. Y con la música puedo
llegar a dar clases pero conozco gente que enseña y por ahí cobran bastante y
no sé si a mí me da para cobrar.
·
¿No te
tirarás muy abajo?
·
No. No es
por eso. Es medio raro todo. Toda esa movida de ponerle un precio a lo que vos
sabes.
·
Pero
algunos viven de eso…
·
Sí. Pero
yo no sé si dar clases porque aprendí sólo en mi casa. A mí no me enseño nadie.
No tengo técnica. Si se leer partituras y todo eso. Pero lo que es el nivel
técnico en batería y postura y todas esas cosas.
·
¿No
podrías enseñar con método propio?
·
Sí qué se
yo. Me gusta transmitir el conocimiento. Es más siempre que hay músicos nuevos
me gusta incentivarlos. Cuando hay bandas nuevas me gusta invitarlos a fechas.
Es un muchacho con rastas, una gran simpatía, cuyo caminar apaciguado
contrasta con la cantidad de compromisos que le llevan tocar en cinco bandas a
la vez. Se confiesa anti deporte, aunque le gusta mucho andar en bicicleta con
los infaltables auriculares con Hermética sonando al palo. O algo heavy. “En realidad
me gusta todo lo que tenga que ver con el rock nacional: Los Redondos, Kapanga,
la banda que más fui a ver en vivo, son re divertidos, y otros”, desliza.
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